De la mano del Coaching (Parte 2)

La primera definición de Coaching Educativo que propuse nació en el 2005 y la publiqué 2 años más tarde en el libro titulado “Coaching para docentes: el desarrollo de habilidades en el aula”.  Fue  la siguiente:

“El coaching se podría definir según aquél que lo practica, bien como una técnica o herramienta poderosa de cambio que permite orientar a la persona hacia el éxito o bien, como una filosofía de vida que, aunque pretenciosa, suspira por un mundo mejor.

 

Ambas definiciones comparten la máxima de conceder el papel estelar al ser humano: el actor principal, la figura clave en todo este proceso de mejora o crecimiento personal continuo. 

 

De esta manera y haciendo hincapié en el primer punto de vista, podríamos definir el Coaching como un proceso sistemático de aprendizaje, focalizado en la situación presente y orientado al cambio, en el que se facilitan unos recursos y unas herramientas de trabajo específicas que permiten la mejora del desempeño en aquellas áreas que las personas demandan”.

¿Qué os sugiere esta definición?, ¿cuáles son las claves?, ¿hay algún elemento que te transporte al mundo de la enseñanza?

 

Contestando a todas estas preguntas, personalmente tengo que decir que aunque en el 2005 consideré esta definición de Coaching Educativo bastante acertada, hoy en día, con la perspectiva del tiempo y mirando desde la ventana del 2021 no veo más que una traducción de la definición de Coaching Empresarial aplicada al mundo de la enseñanza, excepto en la segunda parte de la misma, aquella que hace referencia a considerar el Coaching como una filosofía de vida.

 

La primera parte de la definición rezuma conceptos como: éxito, logros, retorno de la inversión, beneficios,.. todos ellos necesarios para el mundo de las empresas, pero no tan útiles en las organizaciones académicas, donde nuestra misión principal debe ser formar personas maduras y responsables, y donde ponemos el énfasis en conceptos tales como desarrollo, crecimiento personal, valores, competencias, resolución de conflictos, rendimiento académico, etc. 

Y aquí me gustaría hacer un inciso y comentar que no olvido que la mayoría de colegios, sobre todo los privados y concertados, tienen que velar por cuadrar sus presupuestos y obtener beneficios todos los años para que sus proyectos académicos sigan adelante, pero sin olvidar el fin social que persiguen, que no es otro que mejorar la calidad del sistema educativo.

 

De esta manera, después de 15 años de reflexión y tomando en consideración todas las sugerencias de los profesionales de la docencia, llegamos a la siguiente conclusión sobre una definición de Coaching Educativo más adaptada al mundo de la enseñanza. Esta definición la publiqué en el libro titulado “Coaching Educativo” (Lid Editorial 2013) y quedaba así:

 

“El Coaching Educativo quiere aportar su pequeño grano de arena en la transformación de la sociedad a través de la mejora de la calidad del sistema educativo, incidiendo en todos sus niveles, universitario y no universitario y sobre todos sus actores (profesorado, alumnado, centros de enseñanza, familias, equipos directivos, organizaciones académicas públicas y privadas y ámbitos políticos). 

De esta manera, el Coaching Educativo se podría definir como una disciplina que aboga por una nueva metodología de enseñanza que conlleva una forma diferente de entender el concepto de  aprendizaje. 

El Coaching Educativo nace con la intención de ocupar espacios de aprendizaje que incluyen la toma en consideración de cada individuo desde un punto de vista holístico. Nos interesan conceptos del ser humano tales como talento, cualidades, habilidades, actitudes, competencias, paradigmas, modelos mentales, juicios, emociones, creencias, valores,…, y analizar cómo estos procesos influyen en las relaciones académicas, personales y profesionales que se dan dentro del ámbito educativo”. 

 

Año 2021, más de 15 años después, ¿qué os sugiere esta definición?, ¿la sentís más cercana al ámbito educativo?, ¿creéis que ha habido un avance, una evolución en la disciplina?. 

Desde mi punto de vista, el gran avance supone haber propuesto una definición más adaptada y reconocible para el mundo de la educación y todos aquellos que lo componen: educadores, profesores, orientadores, tutores, jefes de estudio, padres, madres, alumnado, equipo directivo, etc. 

Aún así, entre todos tenemos que seguir avanzando para conseguir más hitos en la disciplina del Coaching Educativo, y en este sentido, podríamos establecer los objetivos para el 2025, que podrían ser los siguientes:

  • Profesionalizar la disciplina y aquellos que se dedican a ella.
  • Seguir avanzando en la aplicación de las herramientas al aula y a otras actividades del entorno educativo (acción tutorial, orientación académica y profesional, prevención y gestión de conflictos, mejora de la motivación, disminución de las tasas de abandono y absentismo, incremento del rendimiento académico, etc.)
  • Ayudar en la profesionalización de los equipos directivos, con programas formativos y asesoramiento sobre temas como Liderazgo Educativo, gestión del tiempo, gestión de personas, manejo de las reuniones, inteligencia emocional, etc. 
  • Proporcionar una parcela de la que se beneficien las familias, padres y madres, en la educación de sus hijos.
  • Establecer una base científica sólida de toda la disciplina. 

 

Ojalá dentro de unos años pueda volver a escribir una reseña comentando que se han conseguido todos estos objetivos y algunos más.

 

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